Mi primera borrachera y con eso vino mi primera resaca. Maldita resaca. Odié estar vivo ese día. Odié aquien me había invitado un vaso de alcohol. Odié por supuesto a los adultos.
- Malditos!, cómo se atreven a inventar esa porquería.
Quién pensaría que una de las travesuras que hace uno de púber iba a ser la peor de las travesuras. Cómo imaginar que algo tan dulce, tan distintamente agradable como el vino y el champagne me iban sacudir y patear el cerebro al día siguiente. No pude siquiera imaginar hace poco que crearía un blog llamado Huellas Nocturnas relatando esta penuria. Era sin duda un castigo a mi boca, por dejar que pasara el alcohol, su penitencia era devolverla, al alcohol por supuesto, y de paso todo el vómito que viene junto a ella.
Y cuando creía yo, que ya todo iba a pasar y la cosa no podía ser peor, apareció el megafono humano de mi mamá, gritandome por supuesto en las orejas por haber hecho esa tontería de tomar alcohol.
Pero qué diablos te haz creído mocoso, no sabes ni limpiarte la nariz y ya estás haciendo porquerías -esas eran las palabras de mi santa madre- No se te vuelva a ocurrir hacer eso de nuevo que te hago tomar tus orines y aprendas la lección a la próxima.
A pesar que nunca lo hizo, lo que sí siempre hizo fue prepararme un caldo de gallina para recuperarme de las resacas cuando ya era un adulto. Por supuesto sus gritos siempre estarían presentes también. Existen otras resacas que serán contadas en otros relatos posteriores, por ahora hasta aquí nomás.
PD: Cuiden a sus hijos y hagan lo posible por que ellos tengan estas experiencias lo mas tarde posible en su vida. No trato de hacer una apología a este vicio, solo contar algunas historias comunes y no muy comunes, reales y tambien fantasías creadas por mi.
- Malditos!, cómo se atreven a inventar esa porquería.
Quién pensaría que una de las travesuras que hace uno de púber iba a ser la peor de las travesuras. Cómo imaginar que algo tan dulce, tan distintamente agradable como el vino y el champagne me iban sacudir y patear el cerebro al día siguiente. No pude siquiera imaginar hace poco que crearía un blog llamado Huellas Nocturnas relatando esta penuria. Era sin duda un castigo a mi boca, por dejar que pasara el alcohol, su penitencia era devolverla, al alcohol por supuesto, y de paso todo el vómito que viene junto a ella.
Y cuando creía yo, que ya todo iba a pasar y la cosa no podía ser peor, apareció el megafono humano de mi mamá, gritandome por supuesto en las orejas por haber hecho esa tontería de tomar alcohol.
Pero qué diablos te haz creído mocoso, no sabes ni limpiarte la nariz y ya estás haciendo porquerías -esas eran las palabras de mi santa madre- No se te vuelva a ocurrir hacer eso de nuevo que te hago tomar tus orines y aprendas la lección a la próxima.
A pesar que nunca lo hizo, lo que sí siempre hizo fue prepararme un caldo de gallina para recuperarme de las resacas cuando ya era un adulto. Por supuesto sus gritos siempre estarían presentes también. Existen otras resacas que serán contadas en otros relatos posteriores, por ahora hasta aquí nomás.
PD: Cuiden a sus hijos y hagan lo posible por que ellos tengan estas experiencias lo mas tarde posible en su vida. No trato de hacer una apología a este vicio, solo contar algunas historias comunes y no muy comunes, reales y tambien fantasías creadas por mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario